Entrevista Ignacio Quirós – Las ganas de vivir
Entrevista Ignacio Quirós – Las ganas de vivir

Entrevista Ignacio Quirós – Las ganas de vivir

 
Por Juan Antonio Quirós Martínez
 
PROTAGONISTAS
 
IGNACIO QUIRÓS
 
¡¡¡Las ganas de vivir!!!
 

¡No existe nada tan agradecido como nuestro propio cuerpo! ¡No existe deporte que dé tanto beneficio físico y psíquico a una persona como la sala de pesas!

¡Efectivamente! Y si no, mirad el ejemplo con el que nos deleita el protagonista de esta historia, que de paso, sirve de homenaje a tan digna persona que entrena cada día ¡no para competir!… Entrena ¡¡¡para sentirse vivo y vivir!!!

 

Un día cualquiera de Ignacio en el gimnasio

¿Quién es ese hombre que no para de entrenar? Se preguntaban en voz baja -entre admirados y sorprendidos-, dos socios nuevos del gimnasio, mientras no dejaban de observar las repeticiones de los ejercicios que hacía este señor.

¿Pero si hace más abdominales y levanta más peso que nosotros? Se decía el uno al otro -no sin cierto asombro-.

¡Claro, aquellos jóvenes estaban viendo entrenar a Ignacio Quirós!; el bueno de Ignacio, debe de tener aproximadamente, porque él dice tener 60, pero esto es mentira, no puede ser, yo tengo 52 y soy ¡su hijo! Ignacio, el pasado día 2 de Febrero cumplió ¡¡¡60 años!!! -los mismos que el pasado año- ¡Felicidades por parte de todos tus compañeros de gimnasio!

Calienta corriendo alrededor del Tatami, hace sus series de abdominales, sus lumbares, press de banca con barra, press inclinado con mancuernas, con la contractora, bíceps de pie con barra, bíceps con mancuernas en el banco scout… ¡¡¡Este hombre es infatigable!!!

Pues no queda ahí la cosa, ya que una vez abandona la sala de musculación, coge un step bajo el brazo, vuelve a entrar al Tatami y comienza una tabla en solitario de step, sí… ¡De Step!

Comprenderéis amigos míos, el porqué aquellos muchachos… ¡Se miraban estupefactos! Era el primer día que hacían musculación y además, nuevos en el gimnasio y, ¡menudo ejemplo en el que fijarse!

A los veinte minutos aproximadamente de estar subiendo y bajando y de hacer diversos pasos a buen ritmo con el step, Ignacio se detiene, agarra nuevamente el step bajo el brazo y lo apila encima de los otros desapareciendo de la vista.

¡Mira ya ha parado! Comentan entre ambos amigos- ¡Qué barbaridad! ¡Eso yo no lo aguanto! Mientras, Ignacio ha desaparecido tras una puerta y momentos después, ¡sale con una escoba, un recogedor, un cubo de agua y una fregona, y comienza a limpiar!

¡Tío, no se cansa! Le dice uno al otro.

Tras la limpieza parcial del gimnasio, deja los utensilios y al rato sale del vestuario vestido ya con ropa de calle.

¡Por fin ha parado! comentan.

¡Es que no es normal que con esa edad pueda entrenar así! Apunta uno de ellos.

Ignacio, agarra un bolígrafo del cubilete de la oficina, un cuaderno de crucigramas y se pone a resolverlos esperando que llegue la hora de irse pero… ¡¡¡Pedaleando en una bicicleta estática!!!

¡No me puedo creer lo que estoy viendo! a lo que el otro añade, ¡ni yo tampoco!

Aquellos muchachos se miran y, no pueden esbozar una cómplice sonrisa de admiración.

El resto de socios no le da ninguna importancia, sabe que hace esto y muchas más cosas diariamente.

 

Una actividad que no acaba en el gimnasio…

Como decía, Ignacio hace muchas otras cosas diariamente, entre otras, abre el gimnasio a las siete y cuarto de la mañana, entrena, hace parte de la limpieza , como no puede estar quieto -¡que vitalidad señores!- se le puede encontrar manejando una escalera de unos cuatro metros de altura y cambiando un fluorescente. Manejar la susodicha escalera no es nada fácil excepto para él –porque a parte de ser larga es pesada-. También es fácil encontrarlo corriendo en pantalón corto por la calle cuando va hacia alguna tienda de alrededor, o a cambiar las novelas antiguas del Oeste, de Marcial la Fuente Estefanía.

Sé que lo que comento puede sonar a broma o que estoy exagerando, pero no. Os invito a que vengáis al gimnasio y lo comprobéis vosotros mismos.

No voy a contar toda clase de arreglos que hace, ni las paredes que pinta, ni tampoco voy a contar con detalle el circuito que tiene alrededor de su casa, circuito de unos siete u ocho kilómetros, que solía hacer corriendo por las mañanas de los domingos hasta que se lesionó el tendón de Aquiles; ahora lo hace andando.

Ni que después de salir del gimnasio vuelve a casa muchas veces andando largas caminatas, por ejemplo, de una hora u hora y media, y que lo hace teniendo la posibilidad de utilizar gratis el transporte público, pero es que a él le gusta la actividad.

En su hogar, ahora realiza casi todas las compras, al menos, las de peso, y hace también la limpieza, ya que su mujer está un poco delicada de salud y se cansa.

Los sábados y domingos, después de comer, a jugar al billar, que le encanta.

Lo que peor lleva y le hace sufrir ahora son sus rodillas, y de siempre, su equipo de fútbol, porque es socio desde joven del Atlético de Madrid.

Sé que Ignacio no es una persona común. Por eso, he decidido escribir sobre este proteico hombre. ¡Ya quisiera yo tener esa capacidad, esa vitalidad, esas ganas de vivir y esa alegría!.

Tanto mi hermano como yo sentimos una gran admiración por él y no sólo como padre, sino como persona y deportista; !y es que estamos hablando de un gran deportista, pero también, de una gran persona!

Algunas veces le tenemos que regañar y frenarlo por temor a que se haga daño; es que nos da miedo. Al menos, con las cargas nos hace caso, ahora son de menor peso. Siempre está gastando bromas y lleno de vitalidad. Todos sus compañeros le tienen mucho aprecio.

Lo de Ignacio es punto y aparte. No creo que haya muchos como él. Lo que más me desorienta de este hombre –y entre los compañeros del gimnasio- , es la edad. Todos me preguntan ¿cuantos años tiene? Les respondo que exactamente no lo sé, pero lo que sí sé, es que es imposible que tenga 60 años, yo tengo 52, y soy su hijo menor…

Animo a todas las personas que han superado los 60 años a realizar asiduamente deporte. Con la actividad física mejorará la calidad de vida y la salud.

Amigos míos, ¡¡¡inscribiros a un gimnasio!!!, mirad a vuestro alrededor, seguro que tenéis uno cerca de casa. ¡¡¡Practicad deporte de forma adecuada a vuestra condición física y haced caso siempre de los monitores!!!