Además, dispondrá de un centro de enseñanza que según su nivel de estudios será, colegio, instituto o universidad, donde recibirá clases de un maestro, profesor o catedrático; también allí habrá silencio, mesas, pupitres, pizarra, una forma de conducta para todos los presentes, etc. de modo que todo ello facilite conseguir los resultados apetecidos. En las Artes Marciales ocurre algo semejante: se requiere un lugar donde poder practicar el Arte. Este lugar suele ser una sala despejada llamada Dojo*.
El Dojo -formado por los ideogramas Do, que significa camino, senda, vía con el sentido de avance espiritual o superación individual, y Jo, que significa sala- vendría a ser literalmente, la sala donde se recorre o practica la Vía del Budo (Arte Marcial con corazón), o la sala donde se busca alcanzar la iluminación.
La denominación Dojo viene de la influencia que tiene el Budismo Zen sobre las Artes Marciales japonesas. Los templos y monasterios budistas disponen de una sala donde meditar, así como para realizar otro tipo de actividades monacales. Esta sala es igual a una iglesia para el católico o una mezquita para el islámico. Es un lugar sagrado, de ahí que haya un respeto durante el tiempo que estemos en él.