Dojo
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Además, dispondrá de un centro de enseñanza que según su nivel de estudios será, colegio, instituto o universidad, donde recibirá clases de un maestro, profesor o catedrático; también allí habrá silencio, mesas, pupitres, pizarra, una forma de conducta para todos los presentes, etc. de modo que todo ello facilite conseguir los resultados apetecidos. En las Artes Marciales ocurre algo semejante: se requiere un lugar donde poder practicar el Arte. Este lugar suele ser una sala despejada llamada Dojo*.

El Dojo -formado por los ideogramas Do, que significa camino, senda, vía con el sentido de avance espiritual o superación individual, y Jo, que significa sala- vendría a ser literalmente, la sala donde se recorre o practica la Vía del Budo (Arte Marcial con corazón), o la sala donde se busca alcanzar la iluminación.

La denominación Dojo viene de la influencia que tiene el Budismo Zen sobre las Artes Marciales japonesas. Los templos y monasterios budistas disponen de una sala donde meditar, así como para realizar otro tipo de actividades monacales. Esta sala es igual a una iglesia para el católico o una mezquita para el islámico. Es un lugar sagrado, de ahí que haya un respeto durante el tiempo que estemos en él.

El Budismo Zen y su filosofía influyó en los guerreros y tomaron el nombre de la sala de meditación Dojo -lugar donde se practica la vía hacia la iluminación- como la sala donde practica el guerrero, que también busca lo mismo desde otro camino paralelo.

Antiguamente, los samurais y otros guerreros también practicaban su Arte en los Dojos de los monasterios budistas; incluso monjes Zen fueron grandes expertos en el manejo del sable. Si nos retrotraemos a China, encontramos los templos Shaolín. Allí los monjes eran expertos en varias Artes Marciales chinas; también en los templos taoístas se practicaban artes de combate. En todos ellos meditación y filosofía. Esto no debe extrañarnos que sucediera, pues en Europa tenemos a los Caballeros del Temple (monjes-guerreros) y otras órdenes de carácter religioso-militar.

Éste dispondrá de suelo liso para no tropezarse (Tatami), que puede ser de madera u otro material que amortigüe las caídas. El Dojo equivaldría al centro de enseñanza donde los budokas aprenden, practican y desarrollan su Arte Marcial, correspondiendo a los niveles de noveles, veteranos y altos grados. Según sea el conocimiento adquirido y las habilidades desarrolladas, el docente será para el alumno: profesor, catedrático o Maestro. Profesor, porque enseñará técnicas y comportamiento; catedrático, porque tenderá a elevar lo técnico, lo físico, lo mental a niveles antes no posibles; y Maestro, cuando imparta enseñanzas filosóficas e internas que propiciarán el descubrimiento a sus discípulos, que no alumnos, de otras interpretaciones sobre la vida. Ya no practicarán para ser fuertes sino para elevar su calidad humana. La sala, sólo entonces, deja de ser un gimnasio para transformarse en Dojo, el Templo del Budo.